resuenarradarresonante

arte sonoro

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La arquitectura es un campo multidisciplinario de prácticas que tienen un elemento en común: la realidad construida.

La realidad construida en formato de arquitectura, en formato de ciudad, en formato de territorio, de paisaje… o de sonido. El proceso de residencia desarrollado en BASE consiste en entender este campo multidisciplinario de prácticas desde el sonido como un fenómeno espacial. Entender el sonido a través del espacio y entender el espacio a través del sonido. El sonido y el espacio se presentan como materiales en bruto, que a partir de un trabajo de pulido y organización podemos comenzar a darle forma hasta que el espacio se transforme en arquitectura y el sonido en música. Ambos procesos podrían llegar a retroalimentarse desde un objetivo común, ambos son capaces de adquirir una forma cultural referente a estos elementos en bruto.

La música y la arquitectura tienden a la composición sonora o espacial, mientras el estado en bruto del sonido y el espacio apuntan más bien a la descomposición, a la flexibilidad de la arquitectura. En ese sentido, el espacio sonoro nos lleva a otro concepto, a otra dimensión de lo construido.  Por lo mismo, existe un interés en aquellos espacios arquitectónicos olvidados, disfuncionales, inútiles, porque otorgan libertad y una invitación a que ciertas prácticas se apropien de sus posibilidades arquitectónicas. Estos espacios son capaces de otorgar mucho más que una estructura, sino una atmosfera que se conoce a través de la experiencia.

El proceso de residencia cuestiona el papel de la arquitectura, ésta como un ente que muta según una constante e infrenable evolución histórica y que tarde o temprano se vuelve obsoleta. A partir de este proceso cíclico e inevitable me pregunto: ¿es posible significar estos lugares desde su espacio sonoro y habitarlos desde sus características acústicas?

El proyecto Resuenarradarresonante consiste en un estudio acústico del espacio urbano y arquitectónico de la rada de Valparaíso, considerando sus ruinas, callejones, espacios olvidados y recurridos, considerando su carácter geográfico de cimas y quebradas que se enfrentan entre sí. A través de la respuesta de impulso se extrae la información acústica de los espacios y se contrastan unos con otros, mostrando como el espacio se expresa sonoramente desde su morfología.

Cuando llegué a Sala BASE, ya tenía una idea de lo que quería hacer, sin embargo, no tenía claro como lo haría ni cómo sería el procedimiento. Partí por lo más básico: caminar. Fue así como proyecté una dinámica cotidiana desde el andar, el deambular por Valparaíso, recorriendo las calles que se abren y se cierran según la geografía que va conformando una extensa diversidad de resonancias. Para hacer reaccionar la acústica del espacio, usé un impulso sonoro que activa la voz del lugar. Al registrar el audio de un golpe de sonido intenso y de amplio espectro, es posible identificar el tiempo de reverberación de un espacio. Para generar una respuesta de impulso en cada caso, utilicé la explosión de un globo que genera un impulso con un espectro de frecuencia considerable.

Cada lugar tiene su propia respuesta, su propia voz que construye un diálogo con los cuerpos, con el mío en cada uno de esos lugares. Al enviar un mensaje, éste regresa en forma precisa, con sus propias peculiaridades, debido a la materialidad y las reflexiones específicas de su forma y dimensiones.

Fue así como tomando un rol de exploradora urbana de sonidos, recorrí Valparaíso en busca de espacios resonantes. Figuraba yo con una bolsa de globos amarillos que iba explotando en cada rincón de la ciudad. Era interesante ver la reacción de la gente. Algunos se asustaban, otros se enojaban, muchos me miraban con cara de pocos amigos, algunos lanzaban bromas de pirotecnias o ataques terroristas. Con una actitud de irreverencia, apliqué la metodología de la explosión en 25 espacios de los cuales seleccioné 11 de diferente índole: 1) La Tornamesa de la Ex Estación de Trenes Barón, 2) Pasaje Almirante Goñi, Echaurren, 3) Desagüe en Playa Placeres, 4) Escalera al Cielo en Parque Cultural de Valparaíso, 5) Bajo el Muelle Barón, 6) J Cruz, Condell 1466, 7) Estanque de agua en ruina, Ex Carcel, 8) Una quebrada en Av. Alemania, Cerro Mariposa, 9) Paso bajo nivel, Barón, 10) Gimnasio Fortín Prato, Rawson 382, 11) Túnel La Pólvora, Playa Ancha.

Con el material recolectado hice un proceso de ida y vuelta. Por un lado, extraje los resultados del estudio acústico del espacio urbano y arquitectónico, y por el otro, recreé la información acústica del espacio dentro de Sala BASE, simulando la experiencia acústica del espacio físico de Valparaíso, solo en base a sus sonidos. La residencia es un análisis dual, en que se estudia el sonido del espacio y a su vez, es posible hacer un estudio de la interpretación perceptual que tiene el público que asiste a la muestra, generando un proceso de traslado sensorial a los espacios registrados.